Ese beso de esa tarde
que fue toda una sorpresa,
sin esperar su destreza
me turbó y me cautivó.
Sí, porque quedé aturdida,
casi ausente, acalorada,
mi corazón no esperaba
lo que allí me sucedió.
Fue en un cruce de caminos
y yo no le conocía,
me pilló tan sorprendida
que mi vida aceleró.
Y después, ¡a ver qué hacemos!,
pues nada, lo dialogamos,
con el ánimo aplacado
nos resultará mejor.
A ver quién inició el beso.
No nos poníamos de acuerdo,
que si tú fuiste primero,
por supuesto no fui yo.
Por fin se llegó a un consenso:
yo besé tímidamente,
él se lanzó de repente
y culminó la pasión.
Esto acabó con papeles
de mutuo acuerdo firmados,
los seguros contratados
tendrán que hacer su labor.
Y por fin, de despedida,
una flamante sonrisa:
(yo) pues eso, que no me alegro
por haberte conocido.
(él) Tal vez en otro camino
hubiese sido mejor.
Marisol, 4-8-14
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