De vez en cuando
poder llorar.
Una cálida lágrima
dulce y salada
que acaricie mi cara,
que dibuje un camino
por donde se escape
alguna añoranza.
Una gota de alivio
que despeje mi alma
y se torne en suspiro
que cambie una triste zozobra
por cálida calma.
Cuánto bien,
pareciendo tan poco,
puede hacer
tan solo una lágrima.
Marisol, 13-8-17