¿Cómo he estado tanto tiempo
teniéndote sin tenerte?
¿Qué resorte se ha activado
por mi alma y por mi mente?
¿Acaso no me veías?
¿Acaso no quise verte?
Menos mal que ahora te intuyo,
te presiento y tú me envuelves
con tus caricias, tus alas,
tus misterios, tus saberes.
Déjame que te desgrane,
que sienta lo que presientes,
que investigue en tus adentros,
que me empape de tus mieles.
Y si te duermes, ten sólo
un descansillo ligero,
que despiertes con el alba
para navegar conmigo
como barco y marinero,
surcando mares del alma,
velas henchidas al viento.
Marisol, 20-1-12
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