sábado, 28 de julio de 2012

SOLEDAD



   Él se quedó en el camino
en un tercio de una vida.
   Ella, dos tercios siguió
pero sola en la agonía.
   Él no quería marchar,
le empujó la insigne dama,
aquella que alza con brío
un adiós y una guadaña.

   ¡Qué frío quedó su lecho!
¡qué helada quedó su alma!
sin aquel que en sus desvelos
la cubría y la mimaba.
   ¿Dónde encontrar el consuelo?
¿en la oscuridad, la nada?

   Todo quedó en el vacío,
solo el abismo desgrana
un manojo de suspiros
de soledad empañada.

   Toda de negro pasea
su tristeza por la plaza.
Velo de manto que envuelve
mirada oscura y velada.

   ¿Cómo se puede luchar
cuando no se tienen armas?
   Solamente un corazón,
que atenaza su garganta,
pugna con débil aliento
para hacer volar sus alas.

   Y aquella fuerza que surge
de donde no había nada
 le hace seguir un camino
de dolor y de templanza.

   El tiempo, curando heridas,
va desplegando mañanas
y por cada amanecer
brota una luz de esperanza.
                                 Marisol, 24-7-12

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