martes, 29 de abril de 2014

DESDE LEJOS



Y me perderé en tus ojos,
me enredaré entre tu pelo,
me colaré de puntillas
para instalarme en tus sueños.

Dejaré pasar la vida
sin alborotos, sin prisas,
sintiendo, de vez en cuando,
ser fuente de tu sonrisa.

Te sentiré...
Desde lejos,
junto a ti caminaré
sin ataduras, sin trabas,
sintiendo sobre mi piel
la caricia, la añoranza
de aquello que, sin ser, fue.
                         Marisol, 9-4-14

lunes, 14 de abril de 2014

EL LUCERO


   Se me enamoró un lucero
por mis dotes culinarias
y en uno de sus destellos
mi esposo lo descubrió.

   Me alertó ¡qué desvergüenza!
lanzarte guiños así,
sin recatarse siquiera,
sabiendo que estoy aquí.

   No te preocupes, mi vida,
esto no es lo que parece,
más bien creo que fenece
y se despide de mí.

   Y así fue, pues no pasó
ni un segundo del sofrito,
el condimento del guiso
a oscuras lo concluí.

   Limpié bien el extractor
para despedir el duelo
y cambié la lucecita
esperando que la nueva
no me lanzase requiebros.

   Ahora luce mi cocina
radiante, guapa y gentil;
espero que en mucho tiempo
no se enamore de mí.

   Aunque nunca viene mal
alertar al compañero
viéndole un poco celoso
por culpa de algún lucero.
                                Marisol, 18-3-14

martes, 1 de abril de 2014

MI ORQUESTA


Ilustración: Fernando Botero


   Me gusta el son de mi orquesta,
ese repertorio lleno
de sinfonías, charangas,
pasodobles y minuetos.

   Su peculiar precisión
contiene notas bailonas,
si fallan y desentonan
le dan gracia a la función,
la hacen cercana, la adornan.

   Sé que la dirijo yo,
pero, muy de vez en cuando,
le doy permiso a los hados
para agitar la batuta
y dejarme sorprender
con alguna melodía
que, con gusto y gran acierto,
le dé color a mi vida,
saboreando el concierto.

   Pues, ¡adelante!, que suene,
unas veces en andante,
o presto, allegro, allegretto,
otras, pianissimo, suave
y en ocasiones triunfante
con brillo, destreza y viento.

   Pero que suene, que siga,
que me envuelva el dulce efecto
de sus notas, su armonía,
su elegancia, su trinar,
¡que viva la orquesta mía!
que no pare de sonar.
                        Marisol, 24-8-13
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