Qué triste es el ruido del silencio,
ese crujido que corroe las entrañas,
esa nube que anochece nuestro día,
ese día que oscurece sin mañana.
Y no encuentro la salida al laberinto
que enreda y enmaraña mis sentidos,
solamente son los ruidos del silencio
que alejan y oscurecen mi camino.
Perdida me muevo en añoranzas,
prendida de recuerdos socorridos
que me alivian el alma.
Pero solo del silencio suena el ruido
del olvido y la desesperanza.
Marisol, 15-7-14