A veces te quiero tanto
que no recuerdo las veces
que creo que no te quiero.
Todo un día sin pensarte
es un logro y me doy cuenta:
tan solo fue una mañana,
tres horas o, quizá, menos.
Y el resto…
centro de mi pensamiento.
¿Qué es aquello que me dio
cuando saliste a mi encuentro?
Sin sonar grandes campanas
te fuiste colando en mí,
poco a poco, lentamente
se fue fraguando el misterio
de quererte y no quererte,
de sentirte junto a mí
sabiendo que estás tan lejos.
Marisol, 14-10-13