Cada vez que tus caricias
se deslizan por mi cuerpo,
modelas mi redondez,
me regalas un requiebro.
No me importa compartir
tus susurros, tus deseos,
si te saben apreciar,
y sienten lo que yo siento.
A veces tu candidez
es casi como un suspiro
y si muestras tu bravura
me haces perder el sentido.
Pero siempre estás ahí,
fiel, galante, compañero,
nunca faltas a tu cita,
por eso tanto te quiero.
Marisol, 15-10-13
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