Y ella dijo:
que me arrulle el blanco
de tu bravura.
Y él le dijo:
quiero quedarme habitando
sobre tu piel.
Y humedeció su espacio
lleno de luna
e inundó de suspiros
su amanecer.
Y sonaron un coro
de caracolas,
y el sol, con sus destellos,
les abrazó.
Y un murmullo de encaje
arrastró una estrella
que sobre ese romance
se aposentó.
Y él le dijo:
quiero volver a amarte
con cada ola.
Ella dijo:
y cada vez que vayas
quieras volver.
Y por siempre, la aurora
vela ese sueño
que con cada mañana
vuelve otra vez.
Marisol, 10-10-15
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