¿Me quiere? ¿no me quiere?
Ya mis dedos se impacientan,
temblorosos me delatan,
¡cuántos pétalos que tiene!
Aunque pensándolo bien
¿para qué quiero saber?
Yo tengo la solución:
primero adorno mi pelo
y luego en llegar a casa
la coloco en un florero,
porque yo ya sé muy bien
que es lo que quiero y no quiero.
Marisol, 6-4-12
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