Si ves mi mirada en sombras
bésame con tu sonrisa.
Si mi cascabel se ahoga
y no suena el tintineo,
no me dejes, necesito
que me acune tu consuelo,
que me esperes a que vuelva
de ese trance en titubeo,
porque no sé lo que sueño,
porque no sé lo que siento.
Mi ánimo se doblega,
rebusco entre mis adentros
y no comprendo el motivo
de estos dispares paseos
en que me siento perdida;
sal, por favor, a mi encuentro.
Marisol, 28-2-12
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