Quisiera derramar una alegría,
pero está seco mi cauce.
Solamente mis ojos llenan
el estanque de una pena.
No llueven ilusiones
y la tormenta arrastra
nubes de esperanza.
Tan solo con que brote
en mi rostro una amapola
frágil y sutil, ya me conformo.
Que el viento la acaricie,
que el sol beba el rocío,
que sienta tu mirada.
Dibújame con tu verso
una sonrisa.
Tal vez así, florezca mi mañana.
Marisol, 5-4-14