Es hora del desamor,
del que no duele, libera,
del que diluye la espera,
sin matar una ilusión.
Es hora de disipar
la nube negra y espesa
que hace presa mi cabeza
y torpe mi caminar.
Es hora de comprobar
que brilla, alegre, mi estrella,
que están intactas las huellas
de mi razón, mi verdad.
Fue hermoso lo que pasó,
lo mantendré en el recuerdo,
no hasta pronto ni hasta luego,
es la hora del adiós.
Marisol, 2-10-13