Como en una gran orquesta,
con muy buena sintonía,
sonó este grupo de amigos
por los campos de Galicia.
En ocasiones, andante,
en otras, presto, allegretto
y algunas, lento y pesante,
pero siempre hacia delante,
queriendo cumplir un reto.
Y no es tan solo llegar,
la finalidad, la meta,
es durante el caminar,
cuando el camino nos premia.
Con su paisaje, su magia
que te invita a meditar,
solo con tus pensamientos,
compartiendo la amistad.
Con el apoyo importante
del furgón de las mochilas
y con el otro más grande:
el que te cuida y te mima.
Dirigiendo la batuta,
David, el aventurero,
teniendo siempre el apoyo
de Nica, gran compañero.
Hubo una meiga que hizo
una labor importante,
pues ató con fuertes lazos
caminos y a caminantes.
Algún toque de misterio
puso una nota chocante
como aquel par de gemelas
que deambulaban errantes.
Pero alguien, con mucho acierto,
se prendó y las rescató
y, por la magia del whatsapp,
allí que las colocó.
Que tiemblen todas las meigas,
porque sé que haberlas, haylas,
cuando este grupo de amigos
vuelva otra vez a la carga.
Marisol, 19-9-13