Desencanto,
si despierto de un mal sueño
y me encuentro en un letargo.
Desencanto,
si la penumbra me nubla
y no acierto a ver mis pasos.
Desencanto,
si la mañana me llueve penas,
y algún pobre y triste trago
se me anuda en la garganta
sin que pueda despejarse
la tormenta de mi llanto.
Desencanto,
si tú no estás…
desencanto.
Marisol, 15-1-15
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