Qué triste es el ruido del silencio,
ese crujido que corroe las entrañas,
esa nube que anochece nuestro día,
ese día que oscurece sin mañana.
Y no encuentro la salida al laberinto
que enreda y enmaraña mis sentidos,
solamente son los ruidos del silencio
que alejan y oscurecen mi camino.
Perdida me muevo en añoranzas,
prendida de recuerdos socorridos
que me alivian el alma.
Pero solo del silencio suena el ruido
del olvido y la desesperanza.
Marisol, 15-7-14
Muy hermoso y sentido.
ResponderEliminarUn bello y profundo poema Marisol, el silencio verdaderamente resulta hermoso se has elegido embriagarte de él, de lo contario cuando nos visita sin previo aviso puede incluso desgarrar el alma.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, Pilar
Tienes razón, Pilar. Te puede desgarrar el alma, pero si lo buscas, te la acaricia. Un beso
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