La sabina rubia dice
que, de magia, se contagia
cuando escucha unos acordes
llenos de duende, de marcha.
Esa alegre melodía,
ese dulce tarareo,
algo danza por el aire,
mil notas bailan al viento.
¡Viva el arte!, ¡vaya ritmo!,
¡vaya sutil contoneo!,
que ya no puede parar,
que no pare ese jaleo.
Y es que la sabina rubia
nota un suave cosquilleo:
es la música, el cantar
de ese Duende Callejero.
Marisol, 5-6-13
No hay comentarios:
Publicar un comentario