sábado, 30 de agosto de 2014

LA MANTILLA

                                        


   

Publicada en la revista de Fiestas Mayores de Elda.
 Septiembre, 2014



   Todo estaba casi a punto para la celebración del cuarto centenario de la llegada de los Santos Patronos. Al día siguiente, la Plaza Castelar sería un magnífico escenario. El coro tenía ya su sitio preparado y quedaba justamente bajo del balcón de mi casa. Podría decirse que estábamos en primera fila, pero había un obstáculo: un frondoso árbol había trepado ocupando todo el espacio que había entre mi balcón y la panorámica del escenario, parte de la zona de las sillas y la tarima del coro.

   Se podría disfrutar del ambiente, pero con poca visibilidad. A mí, me daba igual, pues yo tenía reservado mi sitio: cantaba en el coro. Lo sentía por mi madre, pues no podría disfrutar plenamente de la celebración si se quedaba en casa, y bajar al jardín le resultaba un gran esfuerzo por su limitada estabilidad que le impedía estar de pie.
   A principios de septiembre, el tiempo suele sorprendernos con alguna tormenta, y esos días estábamos un tanto expectantes. Temíamos que se empañase aquella celebración. Al final, tuvimos suerte, pero la noche anterior se movió una fuerte ventolera. Por la mañana todo estaba en calma y cuál sería nuestra sorpresa, cuando vimos que el impresionante árbol que tapaba nuestro objetivo ¡estaba en el suelo! Por suerte no había causado ningún daño. Tuvieron que apresurarse en cortar y retirar todas las ramas para que todo estuviera a punto para la hora de los actos. Y mi balcón, en primera fila.
   Todo fue muy emotivo, pero hubo algo que hizo aquel día aún más especial: cuando mi madre vio aparecer a la Virgen, sacó una mantilla de blonda y la sacudió al viento.

 

   Una mantilla de blonda
voló acariciando el viento
perfumado por la imagen
de la Virgen, y un recuerdo.

   Como una preciada joya,
envuelta en papel de seda,
conservaba el dulce aroma
de mi madre y de mi abuela.

   Con solo dieciséis años,
allá en el mil novecientos,
la estrenó para acoger
al siglo en su nacimiento.

   Después, las dos la lucieron
en días muy señalados:
la misma celebración
y un espacio de cien años.

   Con veinte abriles, mi abuela,
en mil novecientos cuatro,
sublime acontecimiento
el del tercer centenario.

  Cien años después, mi madre,
con orgullo y emoción,
en el cuarto centenario,
el de la coronación.

 Con mimo la guardaré
y, aunque pasen muchos años,
en suave papel de seda
conservaré ese entusiasmo.

   Entre su encaje sutil,
siento un calor especial,
unas suaves vibraciones
que me dan cobijo y paz.

   Para mí, siempre será
la joya más apreciada
con tres madres habitando
en tan cálida morada.

   Esa mantilla de encaje
tiene candor, tiene luz.
¡Que siempre luzca radiante!
¡Oh Virgen de la Salud!
                                Marisol, 3-2-14

lunes, 28 de julio de 2014

LA GUITARRA

                                           


   Pulsaciones, en descarga,
de unos dedos manejados
por los resortes del alma.

   Acarician sigilosos,
danzarines, candorosos,
ese sexteto de juncos
que atraviesan la cintura,
buceando en las entrañas,
regalando sentimientos
que, en la noche, nos embargan.

   Dice bien aquel que dice:
“de madera son los versos,
los versos de la guitarra”.

                                           Marisol, 22-7-14

TIRANDO




   Me dijeron: ¿cómo estás?
y yo contesté: tirando.
—Pues no vayas a tirar,
que estos tiempos ya no están
para vivir derrochando.

   Pero, ¿qué dices?, no entiendes,
cuando yo digo “tirar”,
ese derroche no es tal,
pues no desecho caudal.
¡Yo voy tirando del carro!
                                Marisol, 28-5-14

POR GREGUERÍAS




   Hoy aprendí una palabra: greguerías,
si no hubiese qué aprender,
¡ay de mí! no sé qué haría.

   Hoy saludé a la mañana, ¡qué derroche!,
si no hubiese amanecer,
¡ay! qué tristeza de noche.

   Hoy recibí una sonrisa, ¡qué regalo!,
si no tuviera un presente,
¡ay! qué vacías mis manos.

   Hoy sé qué quiero sentir la frescura,
si no me acaricia el viento,
¡ay! qué dolor, qué amargura.

   Hoy sé qué soy, sé qué fui
y seré si sigo aquí,
¡ay qué dichosa aventura!
                                Marisol, 19-6-14

QUÉ PONERME



Hoy no supe qué ponerme
para quitarme una pena,
y, buscando y rebuscando,
no encontraba, en el armario
donde guardo mis flaquezas,
algo que recompusiera
lo que por dentro me ahoga
y favorezca por fuera.
Y en un rincón  me encontré,
muy bien plegado, un recuerdo.
Me lo puse… y tan contenta.
                                Marisol, 17-7-14

domingo, 27 de julio de 2014

REVOLOTEO




Rumor de revoloteo,
cosquilleo que acompasa
la ilusión y el sentimiento
que me embarga.

Sutil brisa que acalora
mis mejillas, mis mañanas.
Primer y gran pensamiento
que me despierta y me abraza.

Descubrir que no se han ido
ni las musas ni las ganas
de acurrucarme en sus brazos
y sentir cómo me llaman,
y me dicen y me ayudan,
me dan aliento y me lanzan
a tejer mis pensamientos
con finos hilos del alma
que dan sentido a mi vida
y me devuelven la calma.
                                Marisol, 20-7-14

miércoles, 23 de julio de 2014

BACHI



       BACHI

Mi gata araña ……..ba
y ronronea…………ba
siempre maúlla…….ba
y al sol se queda…...ba.

Cuando ella pasa…..ba
bien que se estrega...ba
cuando el sol baja…ba
ella me espera……..ba.

Dieciocho años
dejan su huella,
en mi recuerdo
Bachi se queda.

                    Bachi, 6/1996 – 5/7/2014
                        Marisol, 6-7-14

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