de puntillas, alentando…
En cuanto suene un silbido,
suave caricia del viento,
volarán en cabriolé.
Danzarinas singulares,
embriagando de perfume
la armonía que las mima.
Y susurrando piruetas,
del dulce sueño despiertan,
y siguen, almas inquietas,
en balancé.
Marisol, 10-11-15
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