lunes, 8 de diciembre de 2014

A PESAR DEL TIEMPO




Sobre mi cintura
perdura el recuerdo
de aquellas mañanas
y de atardeceres,
de dulces paseos.

Brazos enlazados
susurrando besos,
desafiando al mundo
y hasta presumiendo
de tener las manos
llenas de ilusiones
y  ardientes deseos.

Y el tiempo se encarga
de velar los cielos,
de aflojar abrazos
y desarmar sueños,

pero no podrá
borrar el recuerdo
de aquellos chispazos
que, aunque ya no quemen,
nunca se extinguieron
gracias a ese duende
que llevamos dentro,

que sigue enredando
nuestro pensamiento
desde aquel buen día
que quedó prendido
en una mirada,
y fue compañero
de aquellas mañanas
y de atardeceres
de dulces paseos.

Marisol, 18-9-14

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