sábado, 15 de junio de 2013

VIVENCIA


Ilustración: Antonio López


   Verano de dos mil once
me enamoré de una estrella,
de un escritor, de una isla,
de un paisaje, una novela.

   En Madrid, de la Gran Vía,
de El Retiro, La Almudena,
de un pintor, de una escultura,
de un romance: el de Julieta.

   De un bullicio, de un silencio,
de mi soledad serena,
de descubrir un tesoro
que recorría mis venas.

   En la playa, de un murmullo,
de clara luna lunera,
de mi gente, de mi entorno,
de mi calma placentera.

   Una luz revoloteaba
desde mi adentro hacia fuera;
gracias por lo que sentí
y bendita sea mi estrella.
                                  Marisol, 8-5-13

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