La amistad es un tesoro,
pero si no lo apreciamos,
pierde todo su valor,
se deshace entre las manos.
Hay que echar algunas veces
una pizca de cariño,
un poquito de atención
y regar, de vez en cuando,
con gotitas que provoquen
alguna que otra sonrisa
y un poquito de ilusión.
Sentir que estás arropada
por ese aprecio sincero,
es como lo del anuncio,
no se paga con dinero.
Pero si no se le cuida
se desvanece sin más,
pierde toda su frescura
y se llega a marchitar.
Hay que estar un poco alerta,
hay que saberlo mimar,
administrar unos toques
de color, sinceridad,
que compongan un mosaico:
la verdadera amistad.
Marisol, 29-4-12
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